El buen estudiante es discriminado, convertido en objeto de burlas y, en muchas ocasiones, víctima del matoneo. Así, el héroe escolar no es el alumno excelente, sino el avivato, el más hábil para el pastel o la copialina.
Detalles http://bit.ly/PPHDWg
EL TIEMPO
50
comentarios
Suscribirse a:
Entradas (Atom)