MI RAZÓN DE SEGUIR

Todo parecía fútil para mí, las cosas pasaron de ser relevantes a ser totalmente indiferentes en mi diario vivir. Los recuerdos se volvieron indelebles, sobre todo en esos dónde las preocupaciones no eran participes en nada, puesto que viví una niñez incólume. Los problemas eran una fruslería para mí y los soslayaba, ya que era una persona imberbe en las cosas de la vida. El ambiente no podía ser más pesado en eso que otrora prometiera la felicidad eterna.
Desde que tengo memoria actúo de forma timorata, no se me hace fácil relacionarme con los demás y le temo a todas las cosas que hago sin Dios. A mis siete años incardiné a Dios en mi vida porque, verbigracia, es mejor estar con Él que sin Él. He crecido teniéndolo en mi corazón y aunque las cosas se tornen difíciles, siempre confiaré un su infinita misericordia y benignidad.

Sofia Espejo 1101

AMADO CONSOLADOR

En la obscuridad de mi habitación te escuché, de tus labios salieron palabras indelebles que consolaron mi timorato corazón.

Es fútil imaginar tu rostro ya que las palabras no podrán jamás describir tal perfección; soslayar la luz que manaba de ti fue imposible e innecesario.

Desde ese momento mi corazón imberbe en el amor descubrió el significado de esta palabra que muchos mencionan pero pocos llegan a sentir.

Mi otrora yo negaba tu poder, tu grandeza y tu gloria pero con la fe incólume hoy creo en ella.

Por un tiempo, sentí como mi mundo se desplomaba ante mis pies pero con fruslerías soslayaba mi dolor. Incardinar mi pasado con mi presente y futuro a sido mi perdición pero sé que contigo encuentro la salvación.

A ti amado Consolador agradezco aquel ósculo que me obsequiaste usando aquellas palabras de consolación. Sé que siempre que recurra a ti me responderás y acudirás a mi clamor, mi pago, será alabarte por toda la eternidad usando verbigracia mi voz para cantarte y mis manos para exaltarte.

Fernanda Pulido 1101