ATARDECER A DIEZ METROS




El jueves pasado estaba sola en mi casa, tipo 6:10 p.m., y me dio una crisis existencial de esas que le suelen dar a uno ja,ja, entonces como en mi casa hay un balcón que corresponde al cuarto piso donde suelo ir seguido, entonces común y campante subí a otear el cielo un rato, de hecho muy poco, solo un periquete, porque allí arriba no se escucha el timbre y siempre tengo ciertos barruntos de que llegará alguien; me senté allí a observar el entretenido atardecer y pensé en que todo lo que hace Dios es perfecto, a pesar de la variedad de colores no es para nada abigarrado, al contrario, es demasiado hermoso y contrasta como debe ser, estaba tan entretenida que no miré como pasaban los minutos y en vez de eso, hice un pequeño parangón sobre si las demás personas apreciarán este tipo de cosas como yo, pues porque siempre he pensado que la belleza está hecha para quien sabe apreciarla, creo que soy muy cursi por antonomasia hacia la naturaleza, y espero siempre ser de los afortunados que saben lo maravillosa que es.

Todo esto lo pensé aquel jueves sentada en un balcón, sin darme cuenta que dejé esperando a mi hermano afuera de casa veinte minutos; los colores cálidos de las nubes se espumaron y allí fue donde noté que el tiempo no paraba mientras yo admiraba…

                                                                                                 
Ximena Muñoz 1102 jm 🐇


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